Recibimos hoy, una de las fechas especiales en el año, el Solsticio de Invierno y con este al Espíritu de la Navidad. Cuando somos conscientes de la relación que tenemos con la naturaleza y el cosmos, y la sentimos en nuestro interior, entonces y solo entonces, encontramos sentido a la vida. Además de que marca un cambio de estación, nos indica un nuevo aspecto arquetípico utilizado desde la antigüedad como potencias de la naturaleza, para que pueda esparcir sobre este mundo el amor, la paz, la esperanza, el dar y recibir.
El solsticio es el logro místico de la inmortalidad desde un significado esotérico. Es esa oportunidad que se da para sintonizar y/o resonar con el proceso natural de muerte-renacimiento. Este es imprescindible para crecer y liberarse de todas las viejas ataduras; y es importante entregarse y soltar para poder llevar a cabo este proceso. No aferrarse, y en su lugar, abrazar el proceso.
La Navidad es un espacio en el tiempo en donde todo es magia, en donde nuestra chispa divina se distingue, se expande y muestra lo bello de nuestro interior. ¡La Navidad eres tú! porque todos y cada uno de los símbolos de la Navidad, cuyos orígenes se remontan en el paso de los siglos en muchas culturas, tales como el árbol, la corona, las luces, las campanas, la estrella, los ángeles, Santa, los regalos…, simbolizan nuestra esencia misma como seres físicos y espirituales.
Esta época de dar y compartir, que solo dura un mes, nos lleva a sentir la unión entre las familias, la esperanza en cada uno de nosotros; nos abrimos a la bondad de nuestro corazón, recordamos de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. Cada año experimentamos un nacimiento en nuestra alma, un nuevo comienzo en nuestra vida, y nos proponemos ser una mejor versión de nosotros mismos. Así pues, para llevar a cabo este loable deseo, yo los invito a encontrar primero su centro: aquello que brilla en lo que llamamos corazón, lo que nos hace reír y ser únicos, auténticos; y asegurarnos de llevar a cabo nuestro propósito cada día, los 365 días del año. Entonces y solo entonces podremos experimentar dicha, alegría, felicidad y unión como la familia universal que somos y ver siempre esa estrella en el Universo que nos llama y nos recuerda nuestro hogar y el porqué estamos aquí.
Medita hoy y da gracias por todo lo vivido en este 2019, sus virtudes, errores y aprendizajes.
¡Abre tu corazón a todo lo bueno de la vida y brilla siempre!
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