En un mundo lleno de estrés, responsabilidades y constantes desafíos, es común sentir que...
“Una valoración excesiva de sí mismo” es el significado que el diccionario nos da para la palabra ego. Y en latín significa “yo”. Normalmente se dice que aquella persona con ego o egocentrismo quiere ser el centro de atención y piensa que es muy importante; a muchas personas este tipo de actitud se les hace muy presuntuosa. Pero cuando estamos hablando del ego desde el punto de vista espiritual, este término tiene otro significado mucho más profundo.
El ego comienza a desarrollarse conforme nuestro niño/a va creciendo; es un aspecto inherente al ser humano. La Kabbalah lo define como el deseo de recibir para nosotros mismos. Osho, como lo contrario de tu nuestro verdadero ser. Conforme vamos creciendo, la misma sociedad lo va conformando. Es interesante que aun cuando la Kabbalah nos dice que el ego es parte de nosotros, lo cierto es que un infante no tiene ego, y sólo conforme va involucrándose en la sociedad lo va alimentando. Un niño no tiene el concepto del “yo” en una edad temprana; en el momento en el que cambia este precepto, es cuando comienza a querer demostrar que es mejor que el otro.
Cuando explico a mis pacientes la manera para que puedan identificar su ego, lo hago de la siguiente manera: dentro de las caricaturas podemos observar como en algunas ocasiones colocan en el hombro derecho un angelito y en el izquierdo un diablito. Éste último representa el ego, es el que siempre está diciendo lo que tenemos que hacer, pero negativamente.
Continuamente nos impulsa a reaccionar de una manera que no va de acuerdo con nuestro corazón o con nuestra alma. Nos engaña, haciéndonos creer que la persona de enfrente es la que está mal y no nosotros.
Como almas debemos recordar que el propósito de nuestra vida, es ser como la Luz. Esto que vemos en las caricaturas, nos da la idea de que siempre tenemos un adversario y que va a querer alejarnos de nuestra meta como almas o que nuestro verdadero ser no se manifieste.
Dentro de la Kabbalah usan un concepto que se llama Tikun; éste representa todo lo que venimos a corregir como almas dentro de este disfraz de seres humanos. Y el ego es el que se va a encargar de que nosotros no avancemos; siempre nos pone obstáculos y hace que tengamos caos en nuestras vidas.
Entonces, entendamos que el ego es parte del sistema de la creación y es parte de nosotros; lo necesitamos porque erradicarlo y eliminarlo de nuestras vidas representa un gran desafío para nosotros y, además, el lograr hacerlo será lo que nos lleve a ser como la Luz. El papel que el ego tiene es de verdad impresionante porque hará todo lo que sea para boicotearnos y, ¿qué crees?, que es muy bueno en lo que hace.
Considera cómo continuamente está implantando dudas en nosotros, pero si tenemos la certeza absoluta de que la Luz está en nosotros, no habrá ningún obstáculo o bloqueo que haga que se manifieste.
La certeza no tienen nada que ver con tener fe o esperanza; nosotros podemos realizar ciertas acciones en donde tenemos esta fe grande en que algo va a suceder, pero el tener la seguridad absoluta es como esta certidumbre que tenemos de que el sol sale en la mañana y cuando el sol se oculta sale la luna.
La Luz nos hará sentir que existe otra realidad, que estamos destinados a ser felices y completos, que somos capaces de atraer una realidad diferente a nuestra vida; por el contrario, el ego nos hará pensar que no podemos esperar nada, que no podemos ser felices, que nuestra vida es un caos; nos mantiene a la espera de todo lo que deseamos y nos dice que no tendremos éxito en ningún aspecto de nuestra vida.
Todas las crisis de identidad, la baja autoestima, los celos, el orgullo, el control, la envidia, los juicios, etc. no son del alma, provienen del ego. Son el origen de todos los problemas del ser humano. El poder, el dinero, el matrimonio, todos son parte de este juego que al ego le encanta jugar. Se maneja dentro de las mentiras, existe en el futuro y en el pasado, incluso en lo que realmente no existe, pero curiosamente en el presente no existe el ego.
Les comparto que en mi experiencia, cuando realizo sanaciones por medio de canalización, es mucho más fácil que un niño sane, porque no tiene ego; pero en cambio en los adultos se deben remover capas y capas de ego que a lo largo de su vida se han ido implantando en lo más profundo de su Ser. Y una de las artimañas del ego es hacerle pensar que jamás podrá sanar, que su cuerpo está completamente enfermo, ya sea emocional o físicamente, y entonces se da una pelea interna entre el cuerpo físico y el espiritual, haciendo de la sanación un proceso más largo.
Una de las herramientas que podemos usar para eliminar el ego es la “apreciación”. Por eso se dice que aprecias algo hasta que lo pierdes, porque hay dolor y tu ego ha sido lastimado. Otra herramienta es separar al ego de nosotros y verlo afuera, como una entidad; y entonces te haces consciente de que tú no has sido lastimado, sino tu ego. Como en las películas que usan un doble, y él es el que recibe los golpes más fuertes. El ego será ese doble en la película en tu vida.
Nuestra conciencia siempre debe estar en saber que en nuestra vida van a existir los desafíos: es parte del plan divino; pero si tenemos la seguridad de que la Luz está en nosotros, como el angelito de las caricaturas, entonces la puerta a la Luz siempre estará abierta, porque detrás del dolor siempre hay Luz.
La Kabbalah dice que el ego no tiene luz propia, se alimenta de todos esos cortos circuitos que hacemos en el día a día. Y es tan inteligente que siempre nos va a dejar un 10% de satisfacción, cuando hacemos algo, para que nos sintamos bien. Pero ¿te vas a conformar con ese pequeño porcentaje?
Al ego siempre hay que tenerlo bien ubicado, porque todas las pruebas que nos va a poner van a ser muy grandes. Normalmente nos pone dos tipos:
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Cuando el deseo por la Luz se elimina por completo, y puede suceder cuando no me entrego a mi relación porque tengo miedo de ser lastimado, y, además, tomó una actitud de no querer volver a tener relación alguna.
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Dentro de esta prueba el proceso es lento; el ego tiene toda la paciencia del mundo, pero al final sabe que caerás en sus manos. Un ejemplo sería que te dices que eres un fracasado continuamente y como resultado, te sientes completamente sin éxito.
La batalla entre el alma y el ego siempre debe llegar a una transformación de negatividad para que entonces lleguemos a esta conciencia de Luz y que nuestro trabajo espiritual siempre nos lleve a levantarnos ante cualquier desafío. Sin embargo, si tú haces tu trabajo espiritual, no habrá espacio para la negatividad. Pero, ¡OJO!, estamos completamente ciegos a nuestro propio ego y siempre va a querer permanecer oculto. Así pues, uno de los principales pasos que debemos dar para eliminar el ego es primero reconocer que estamos ciegos y que no podemos verlo, y el segundo es desear verlo, saber en dónde se encuentra y en dónde está oculto.
Todos tenemos un nombre que nos fue dado al momento de nacer y es como nos identificamos y diferenciamos unos de otros. Pero ¿qué pasaría si no tuviéramos un nombre? Al final nuestro nombre nos hace permanecer en el “yo”. Se dice que el ego no tiene nombre, por lo mismo que quiere permanecer oculto; ¿qué pasaría si tuviera nombre?… podríamos identificarlo, y por lo tanto eliminarlo. También se dice que él es el que provoca todas las guerras, todos los celos y todas las discrepancias en el ser humano, tanto internas como externas.
El ego es ficticio, dicen algunos… ¿Será? Más que ficticio yo creo que es la polaridad contraria a nuestro ser y para poder cambiar algo debemos primero reconocerlo en nosotros. Los alcohólicos, para poder curarse y entrar en el programa de desintoxicación, primero deben reconocerse alcohólicos.
Asimismo, se dice que cuando alguien tiene poder, tiene un ego muy grande y que, si alguien es pobre, su ego es pequeño. En mi opinión, el tamaño del ego puede ser igual en una persona con poder que alguien que no tiene poder, porque el pobre igualmente manifiesta su ego al sentirse menos o miserable, al creerse sin valor: eso también es ego.
Debo de puntualizar algo: NO confundamos el ego según la definición del diccionario con el ego que estamos tratando aquí. Todos y cada uno de nosotros tenemos ego y todos tenemos la capacidad de potencializarlo en la misma medida, sin importar si naciste o no en sábanas de seda.
Como seres humanos tenemos dos tipos de conciencia: la “conciencia de carencia”, manejada por el ego, en donde siempre existe un final, donde todo se termina, donde existe el “¡no puedo!”, las dudas, los miedos, el “no soy suficientemente bueno”, “las cosas no pueden ser diferentes”, “él/ella nunca cambiarán”, “éste es mi destino”, etc. Y el otro tipo de conciencia es la “conciencia de abundancia (en todas sus formas) y plenitud” en donde todo es una bendición, donde existe la expresión “¡si se puede!”, donde no hay límites, donde existe la certeza absoluta que la Luz o el Creador está en nuestra vida.
Si bien, otra manera para trabajar con el ego es ir a la semilla oculta que el ego ha plantado, saliendo del sistema de creencias de la conciencia de carencia, para poder plantar una nueva semilla desde la conciencia de la abundancia y la plenitud. Esto implica transformar y/o reemplazar tu sistema de creencias.
Sólo existen dos situaciones en las que el ego desaparece de nosotros instantáneamente y sin darnos cuenta:
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En situaciones de peligro, como en un accidente, la mente se detiene y nos volvemos espontáneos.
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En aquellos momentos en donde nos olvidamos de nosotros mismos, como si el tiempo se detuviera y hasta podemos sentir que nos fuimos a otra dimensión, a otro espacio. Al momento de observar la creación del Creador: un pájaro volando, animales en su hábitat, el nacimiento de algún ser vivo, un árbol floreciendo, la inmensidad de las nubes, la nieve, lo majestuoso de la Luna…
Este es un tema muy extenso pero, para concluir, les quiero compartir que en cuanto nosotros tengamos la certeza absoluta de la Luz en nosotros, trabajemos con nuestras creencias, reconozcamos que estamos ciegos a nuestro ego, tengamos la disposición de trabajar para eliminarlo, tomemos la responsabilidad absoluta de nuestra propia vida y nuestras acciones, y eliminemos la duda, habrá solo espacio para la certeza y la Luz y no para el ego.
Edición y corrección de estilo: Lydia Flores Acuña
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