Nuestra existencia tiene el propósito de despertar como seres de luz y avanzar en nuestra consciencia, enfrentando lecciones vitales que nuestra alma necesita aprender. La enfermedad, ya sea en el plano emocional o físico, nos impide ver con claridad y tomar responsabilidad por nuestras acciones y sus impactos en nuestra vida, ya sean conscientes o inconscientes.

A menudo, interpretamos las adversidades como castigos o heridas infligidas por otros, sin reconocer que somos los creadores de nuestra realidad. Nuestro entorno es un reflejo de nuestro ser; lo que observamos en los demás es, en esencia, un espejo de nosotros mismos, para bien o para mal.

Para transformar tu vida y alcanzar la sanación, la abundancia, el amor o la paz, es esencial erradicar las raíces limitantes de estas situaciones y plantar nuevas semillas desde un lugar de luz. Esto requiere silenciar al ego y practicar la restricción.

Al elevar nuestra consciencia, mejoramos nuestra vibración y nos alineamos con un estado de salud óptima, conectando con el paradigma del Creador, donde enfermedad, dolor, sufrimiento, tristeza, pobreza y soledad no existen, prevaleciendo únicamente el amor.