En un mundo lleno de estrés, responsabilidades y constantes desafíos, es común sentir que...
Por naturaleza las mujeres somos complejas y complicadas: ¡nada simples! ¿Quieren saber cuál es la razón por la que somos así? Creo es importante comprendamos esto, porque así podremos saber qué hacer y a qué venimos. No voy a hablar mucho de los hombres, pero si voy a hacer pequeñas comparaciones para darnos cuenta de lo que “ES” una Mujer, nuestro tema de hoy.
Genéticamente, somos más fuertes y más longevas. Usamos cuatro veces más neuronas para conectar los dos hemisferios, lo cual nos una mayor actividad de ondas cerebrales; además empleamos más regiones del cerebro. Asimismo, maduramos antes, tenemos inteligencia emocional, y a diferencia del hombre, tenemos despierto el sexto sentido, “la intuición”; esto es porque podemos comprender mucho más la comunicación no verbal y sabemos leer a la gente, incluso percibimos qué sienten y qué piensan; en pocas palabras, podemos ver la esencia.
Dentro de nuestra estructura tenemos cuatro aspectos importantes: generosidad, cualidad de dar todo sin esperar nada a cambio, y de preocuparnos por los demás. Misericordia, una virtud que nos permite reconocer las necesidades ajenas y aliviarlas. Sabiduría, por medio de la cual procesamos información, conocimiento y experiencias para poder transformarlas en realidad. Y, finalmente, entendimiento, en donde todo lo queremos comprender, porque tenemos la capacidad de ver, dimensionar y analizar.
Se puede decir que en la programación del ADN femenino, está imbuido el poder de la continuidad y el poder de compartir. Este poder, sin embargo, debemos activarlo y aceptarlo como nuestra razón de ser. Somos las responsables de despertar el deseo espiritual en el mundo; somos las mensajeras y guías de la espiritualidad, como en la antigüedad cuando se veneraba a la mujer como una diosa.
Todos somos receptores en este mundo físico, pero las mujeres representan “la vasija”. La Kabbalah explica que la vasija es la que atrae la energía de la Luz; en cambio, el hombre es el canal para la Luz. Por lo tanto, la mujer (vasija) es la que tiene la capacidad de revelar Luz. Karen Berg nos dice que un hombre siempre va a necesitar de una mujer para revelar su Luz; sin embargo, una mujer no necesita de un hombre para revelar Luz.
Las mujeres estamos conectadas al mundo físico y a la realidad física; por lo tanto, nuestra energía es completamente física. Tenemos el rol inmenso de que a pesar de tener una energía tan física, tenemos la tarea de impartir la espiritualidad al mundo. A través de la historia, la mayor Luz ha sido revelada a través de las mujeres.
Los principales problemas que tenemos como mujeres provienen de nuestras acciones y palabras, por ello debemos tener cuidado con lo que hacemos y decimos. ¿Has observado que las mujeres son las que más problema tenemos con la comida, y, por lo tanto, de peso? La boca, para la mujer, es un factor clave. Cuando usamos la boca para construir, ayudar a los demás, crear, compartir, aportar —y no para destruir, humillar, criticar o juzgar— estamos cumpliendo con nuestro papel.
Dentro de la Biblia, se menciona que la mujer “sabia” edifica su casa, pero la “necia” con sus manos la destruye. Esto nos quiere decir literalmente que una mujer construye o destruye, el significado va más allá. El papel que funge la mujer — más allá de la función espiritual— es muy importante porque somos transmisoras de vida; el sentido de la nutrición y alimentación, como tal, comienza con la mujer. Somos las representantes de la Gran Diosa Madre, como nos dice Lucy Romero en su libro Somos Diosas.
Una mujer puede ser 100 % espiritual o 100 % física; vivimos dentro de esta polaridad. Según la Kabbalah, no existe un punto medio. Si no estamos construyendo, creando, nutriendo y compartiendo, entonces estamos destruyendo. Esto es parte de nuestra energía interna, de nuestro poder, y muchas veces no entendemos la fuerza que tenemos. Lamentablemente, el poder de la mujer y lo que representa se ha perdido con el tiempo.
¿Cuál es nuestro gran desafío como mujeres? Llegar a ser “mujeres plenas y completas”. Y te preguntarás ¿qué es ser una mujer plena? Una mujer que tiene estas características es aquella que está conectada con su poder espiritual, con su esencia.
Una mujer que esté conectada a su poder espiritual valora la intensidad de la Luz que existe en cada ser humano, cada ser vivo, en cada cosa que tiene energía. Cuando tenemos una buena conexión con la Luz, dentro de la sabiduría y el entendimiento, entonces nos valoramos. Y para esto requerimos de amor, certeza, felicidad, honestidad y sabiduría. Solo así activaremos nuevamente nuestra esencia de mujer.
En muchos países la mujer es sometida, y esto es un problema energético muy fuerte. No se valora su palabra, su integridad, su rol como mujer, como compañera de vida. Reflexionemos, incluso, que nosotras mismas nos humillamos, nos desvalorizamos, no nos respetamos…
Como mujeres hemos transigido y sacrificado nuestra autoestima, nuestro valor personal, y en algunas ocasiones, por cosas materiales que no valen la pena. Hemos renunciado a nuestra conexión con la Luz porque nos aferramos a la limitación de este mundo terrenal, nos sentimos atadas a muchas situaciones, el tiempo sentimos que no es nuestro, nadie ve por nosotras… Sentimos que nos quitan, que debemos pelear por nuestro lugar, por respeto y por nuestros derechos.
La mujer usa mucho la palabra “necesito”; la necesidad es un conflicto, puesto que viene de una vasija limitada. Algo interesante que podemos comenzar a hacer es cambiar el “necesito” por el “quiero”. Porque cuando nuestro deseo se transforma en una necesidad, entonces deja de generar Luz. Cuando tenemos un deseo verdadero nunca será una necesidad. Nos sentimos vacías porque realmente no estamos conectadas con nuestra espiritualidad y esencia. Cuando realmente hacemos lo que debemos hacer, nadie, absolutamente nadie, se atreve o atreverá a no respetarnos.
Invito, pues, todas las mujeres a revisar su vida, a encontrar en dónde se comportan de manera superficial y en dónde utilizan su poder equivocadamente. Las invito a que reflexionen en cómo dan y cómo comparten. Busquen el propósito de su vida, porque dentro de éste está la esencia de lo que venimos a hacer a este mundo.
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