En un mundo lleno de estrés, responsabilidades y constantes desafíos, es común sentir que...
A través de nuestras relaciones, principalmente las de pareja, es como alcanzamos nuestro más grande objetivo en este mundo, que es La Felicidad Infinita y Duradera. Nuestro papel como seres humanos es lograr que este Deseo se cumpla, pero existen algunas reglas.
Te has preguntado alguna vez ¿por qué cuestan tanto trabajo las relaciones?, ¿estamos hechos para vivir en pareja?, ¿por qué siento más afinidad con unas personas y con otras no? El Creador nos puso aquí con un sólo propósito, darnos todo el Amor y la Luz que tiene porque no tenía con quien compartirla, nos dice la Kabbalah. Decidió colocar a distintas personalidades (signos zodiacales) para que así pudiéramos aprender, crecer espiritualmente y experimentar de otros a través de nuestra interacción; básicamente convertirnos y ser como Él, y lo más paradójico es que viendo a los demás, podemos saber como somos. Te has preguntando ¿cómo es esto?
Tenemos el desafío más grande que es convivir con más gente. Nunca se nos dijo que esto sería fácil. Si recordamos una de las leyes espirituales es que “debemos ganarnos las cosas”. Así que ahí lo tienes, todos los días de tu vida tienes la oportunidad de enriquecerte con más Luz cuando convives con los demás. Nadie se salva de ésta situación a menos que sea un ermitaño, y estoy segura que por lo menos en una temprana edad incluso él convivió con alguien. Solos NO hemos venido a este mundo, de eso estamos seguros.
¿Cómo es eso de que viendo a los demás podemos saber más de nosotros mismos? En esto entra el concepto del “espejo de las relaciones”, del cual habla Deepak Chopra. La idea de que somos espejo del otro proviene de que todos somos parte del campo universal de energía o que todos provenimos de la misma Fuente o Luz, por eso que se dice: “Tú eres mi otro yo”. El aprender a ver nuestro reflejo en los demás es fácil si vemos las cosas buenas, pero lo que no nos gusta es mucho más complejo de asimilar. Sin embargo, en el proceso de identificar lo negativo de alguien más y tener la capacidad de reconocerlo en mí, es cuando puedo cambiarlo.
Asimismo, ¿sabías que tu mayor espejo es tu esposo/a o pareja?; seguramente nunca lo habrías imaginado. En el libro Amarse con los ojos abiertos, Jorge Bucay nos dice: “El mejor, el más preciso y cruel de los espejos, es la relación de pareja: único vínculo donde podrían reflejarse de cerca mis peores y mis mejores aspectos”. También explica este autor que cuando inicias una relación estás reflejándote, pero en ese momento ves todo lo bueno que tú tienes, inclusive estás enamorado de ti mismo. Es conforme va pasando el tiempo que sale tu otro yo, tu ego, igualmente reflejándose en el otro.
El Creador nos ha proporcionado una herramienta maravillosa para nuestro crecimiento y evolución espiritual: LAS RELACIONES. Somos una red de almas interconectadas por medio de las relaciones de amor, desamor, amigos, padres, hijos, hermanos, exesposos/as, suegros, jefes, compañeros de trabajo, etc.; y todos somos parte de la misma consciencia universal en donde nos ayudamos a ser mejores personas y a descubrir nuestra esencia.
En la actualidad, NO tenemos una visión clara de cuan importantes son las relaciones en nuestra vida y cuál es el propósito de cada una. Vivimos en una época en donde es muy fácil divorciarse y casarse. No enfrentamos los conflictos de las relaciones revisando lo que hay en “MÍ”; siempre se piensa que la persona frente a mi está mal. Buscamos el cuento de hadas en nuestras vidas, una situación ideal y de fantasía. Si tomamos consciencia de que las dificultades son parte inherentes de las relaciones, que no hay interacción sin desafíos y que, si deseamos avanzar, debemos reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana y estar en control de nuestro ego. Porque por más que te cases y te salgas de casa de tus padres, tú ego no se queda con ellos, eternamente te acompaña.
Pero, ¿qué tan comprometidos estamos?, ¿qué tanto deseamos tener una pareja?, ¿tenemos realmente el deseo de una familia? o ¿sólo buscamos satisfacción instantánea?
¿A qué me refiero con satisfacción instantánea con respecto a las relaciones?
– Me quiero casar para salirme de casa de mis padres. – Necesito tener a alguien en mi vida, ¡YA! porque no quiero envejecer solo/a. – Sólo busco tener hijos, y mi reloj biológico me lo está pidiendo. – No quiero quedarme soltera/o pues hay presión social. – Es el siguiente paso “lógico”; ya todas mis amigas se casaron. – Necesito seguridad económica y únicamente un hombre puede dármelo.
En todos estos ejemplos de la vida real sólo se esta pensando en uno mismo, no en compartir con el otro y, de verdad aun cuando digan que sí, muy en el fondo hay algún interés, de acuerdo a la naturaleza del ser humano. El ego en nosotros, entonces, sigue siendo el personaje principal, el que mueve nuestras vidas.
Si queremos que nuestras relaciones tengan una energía distinta, debemos comenzar viéndolas como una oportunidad de ampliar nuestra consciencia y saber que cada paso que damos nos puede llevar para atrás o para adelante en nuestra evolución personal. Debemos hacernos conscientes de que el amor se construye de ambos lados y responsabilizarnos de nuestras acciones. En lugar de usar mi energía para modificar y cambiar las actitudes y acciones del otro, la utilizo para observarme.
Aprender a amar incondicionalmente es a lo que todos venimos a este mundo; si no lo hacemos, nos volvemos egoístas, nos aferramos a la otra persona, creemos que él o ella nos complementa y que si no estamos juntos no somos nada, pensamos que nos pertenece… y la lista podría continuar. Reflexionemos, lo primero que debemos hacer es amarnos incondicionalmente a nosotros mismos, respetarnos, valorarnos, estar conscientes de que somos especiales y que nada ni nadie es indispensable en nuestra vida. También debemos eliminar las capas del ego que hemos colocado o con las que hemos crecido.
Cuando en una relación sólo deseamos recibir, se convierte en un vínculo lleno de problemas; nos apegamos a ese individuo de manera enfermiza; somos celosos, exigentes por cualquier detalle, controlamos la individualidad del otro y podemos llegar a ser hasta paranoicos. La mayoría de nosotros edificamos nuestras relaciones basadas en el ego, en nuestras propias necesidades. Yo necesito…., yo quiero…., yo tengo que….
La Kabbalah explica que “el amor verdadero necesita que cada persona juegue tanto el rol de dar como el de recibir. No importa si la relación es entre un padre y su hijo o entre marido y mujer”.
Nunca vamos a dejar de necesitar amor; es parte de nuestra naturaleza como humanos, y la única manera en la que podemos recibir el regalo del amor incondicional es cuando somos capaces de dárnoslo a nosotros mismos y entender las reglas o leyes de las relaciones.
Existe una ley espiritual importante en el tema de las relaciones, la Ley de Atracción. Para que una relación tenga un buen cimiento debemos entenderla. Ésta afirma que los iguales se atraen; mientras más afinidad, más cerca me encuentro. Por el contrario, los opuestos nunca se atraen y mayor es la distancia que se crea entre ellos. ¿Cuántas veces hemos estado en una relación de noviazgo, matrimonio o amistad en donde nos gustan cosas distintas? Dentro de una amistad es mucho más fácil determinar que no es para mi, porque los temas que puedan darse no son los mismos y preferimos mantenernos al margen o alejarnos de esa/s persona/s. Pero en una relación en donde la pasión o algún interés propio (deseo de recibir para uno mismo) fue la única atracción, es imposible que automáticamente se de una afinidad entre ambos, por más que se desees ¡no va a funcionar! Además, si a esto le sumamos el ego de ambos y el que no existe control alguno sobre nuestras reacciones ante las diferencias, el estrés entre ambas personas es inevitable.
En cualquier tipo de relación en donde se manifiesta el estrés, debemos desconectarnos de ese canal y no aferrarnos a las cosas negativas de esa relación, aun cuando esto implique convertirnos en una nueva persona. Lo que sí debemos hacer es reconocer a mi otro yo en esa persona y en ese momento te cambias de frecuencia. Por lo tanto, ten la seguridad de que esa nueva persona en la que te vas a convertir será una mejor versión y que, si das el poder a tu ego, el único resultado será el rompimiento con tu pareja. ¡Deja ir y suelta el querer tener la razón!
En el instante en el que no reaccionas y sueltas, cambias automáticamente tu programa y es entonces cuando la Luz Infinita entra en tu relación. Cuando se dan conflictos, crisis o problemas matrimoniales o dentro de cualquier relación, son oportunidades que nos obsequia la Luz para dar un salto hacia adelante, porque superando los desafíos es cuando las personas se unen más formándose un vinculo el cual es prácticamente imposible de deshacer ante cualquier adversidad.
Uno de los retos dentro de una relación al cual hay que ponerle atención es la infidelidad. No me refiero a infidelidad sólo en el aspecto de adulterio sino también en traición, hipocresía, deslealtad, falsedad, deshonestidad… Primero que nada estás siendo desleal a tu palabra, cuando prometiste ti mismo y al otro formar un vinculo de amor y honestidad. ¿Qué estas ganando actuando de esa manera? El alivio temporal que puedas estar experimentando no te está llevando por el camino de tu Deseo Real que fue tener una familia, una pareja, una amistad… tu actitud ésta reduciendo tu deseo, y automáticamente la Luz y/o la bendición se desvanece. Y lo único que el ser humano necesita o busca para ser feliz es la Luz Infinita y con estas acciones lo ha perdido por completo.
No olvidemos que todos los momentos de estrés dentro de nuestras relaciones son momentos clave, en donde la Luz quiere manifestarse en nuestra vida y que lo que debemos hacer es no reaccionar para así permitir que los milagros sucedan y se nos dé la oportunidad de ascender a un nivel más de consciencia y evolución.
Si por alguna razón tu ego ganó en la batalla del amor, no te preocupes lo único que va a pasar es que vas a tener otra oportunidad de volver a empezar nuevamente “de cero”, porque el Creador es misericordioso. Recuerda es nuestro padre y siempre va a querer darnos lo que queremos, ni más ni menos.
Así que pide perdón, ten humildad, deja ir, da la razón, escucha, etc.; en resumen y reiterando nuevamente ¡NO REACCIONES!
En la etapa o fase en donde nuestro ego se manifiesta en su totalidad dejamos de amar, de respetar, de valorar… y ¿por qué dejamos de hacerlo?, ¿por qué abandonamos el esfuerzo? Si tu dejas de esforzarte quiere decir que realmente tu deseo no fue un Deseo Verdadero. Tu esfuerzo siempre va a ser proporcional a tu deseo. Si es grande y es realmente verdadero, no vas a tener ningún problema en dominar tus reacciones y suprimir tu ego. Siempre y en todas tus relaciones debes estar consciente de lo que realmente quieres y llegar al final, lo cual significa la manifestación de la Luz en ti, en tus relaciones y en tu entorno. Y ¿qué crees? tu mismo Deseo Verdadero o Real te va a ayudar a suprimir tus reacciones, porque es algo que sinceramente deseas.
Es de gran utilidad comprender y entender las cuatro fases que se manifiestan en una relación y así podrás identificar en cuál te encuentras y darle una mejor dirección a la misma.
1. Fase del Enamoramiento: es la etapa de atracción fugaz, los fuegos artificiales, el corazón palpita a “mil por hora”. Ésta puede durar un día, una semana, un mes o más dependiendo de cada situación. 2. Fase de la Realidad: es cuando los desafíos comienzan y dejas de verlo todo de color rosa. La persona de enfrente tiene virtudes y defectos. Comienzas a darte cuenta si tu deseo es Real y si estas dispuesto/a a continuar a la tercera fase. 3. Fase del Ego: comienzas a ver lo peor de él y de ti, el ego en su máximo esplendor. Hay frustración y oposición. En esta etapa te puedes preguntar: ¿Estoy listo/a para ser una mejor persona por está relación? ¿Cuánto amor siento por esta persona realmente? Llegan más obstáculos, se sueltan viejos modelos y programas. 4. Fase de Unión: es la etapa de la decisión, en donde ya aceptaste subir a un nivel más elevado con tu pareja y sabes que a partir de ahora estás cuatro fases seguirán manifestándose en tu relación a lo largo de tu vida pero ya con la Luz en ustedes dos, abiertos a las enseñanzas que cada vez los unirá más y lo más hermoso es que la Luz que generarán juntos ira creciendo de forma exponencial.
En este mes del amor y la amistad, haz la tarea de identificar ¿en cuáles de tus relaciones no puedes controlarte? Reconoce los aspectos del otro que te gustan y los que no te gustan. Hazte responsable de tus acciones y aparta el ego. Ocúpate de tu niño herido que aún sigue arrastrando ciertos dolores de su infancia.
Para concluir, no tengan miedo de las relaciones de dar todo, de ser tolerantes, de ser felices, de compartir y recibir. A partir de ahora NO vas a responder ante el estrés porque te respetas, te valoras y quieres la Luz Infinita. Cuidado: no quiero que malinterpreten que deben aguantar abusos, golpes, maltratos, injusticias….¡NO!, poner límites también es importante.
Edición y corrección de estilo: Lydia Flores Acuña
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