En un mundo lleno de estrés, responsabilidades y constantes desafíos, es común sentir que...
Para poder adentrarnos en este tema, lo primero que debemos preguntarnos es ¿qué es el amor? El amor es un concepto universal. A todos nos gusta hablar de amor, sentir amor, expresar amor. Lo interpretamos como un sentimiento que está relacionado con ciertas actitudes. Podríamos decir que es una virtud que el ser humano posee. Se dice que el amor lo sana todo. Es una fuerza inmensa que mantiene unido a todo el Universo.
Hace algún tiempo, en un curso que tomé hacían preguntas individuales, y curiosamente me tocó la siguiente: “¿Qué es el amor para ti, Karla?” Por supuesto que en ese momento no supe que contestar, me bloqueé completamente y me faltaron las palabras para definirlo. ¿Y para ustedes, qué es?
La palabra amor encierra muchos conceptos, pero el amor verdadero no significa que ames algo físico, como el sushi, hacer ejercicio, manejar en carretera, estar con la familia, estar con la pareja, con los hijos, etc. Tampoco es cómo te hace sentir la otra persona: ¿te hace sentir deseada/o, completa/o, segura/o, valorada/o…? Dentro de todas estas posibles respuestas, reconozcamos que este tipo de amor está únicamente vinculado con lo que recibes, con una carencia o una necesidad. Y la mayoría de las relaciones de pareja se inician con un interés de por medio.
El verdadero amor es completamente distinto: es cuando dos personas se fusionan en una sola entidad. Es cuando estás dispuesto/a a dar incondicionalmente, a compartir, a sacrificarte por el otro. Es cuando un alma complementa a la otra y viceversa.
Alguna vez te has preguntado, ¿por qué como seres humanos tenemos la necesidad de interactuar con alguien?, ¿por qué tenemos la necesidad de que nos amen y de amar a alguien?
Todos venimos de la misma fuente, de la misma Luz y lo que deseamos es conectar nuevamente con esa alma original para llegar a ser uno nuevamente, en lugar de seguir fragmentados: esta es nuestra misión como almas.
Pero como raza humana hemos olvidado que hay leyes que cumplir y todos estamos expuestos a ellas aun cuando no sean visibles, y ciertamente nos influencian. Un ejemplo de esto es la Ley de Atracción, o también llamada Ley de Afinidad, en donde uno atrae lo que está vibrando. Y el no saber cómo funcionan estas reglas, nos lleva a no poder conectarnos entre nosotros. Creemos que todo es una casualidad y entonces tenemos frases comunes que nos gusta mucho usar: “de repente sucedieron los problemas”, “tuve mala suerte”, “mi ex me arruinó la vida”… Y lo más curioso es que seguramente sigues atrayendo las mismas relaciones a tu vida una y otra vez, con la misma situación o problema recurrente en cada caso.
Déjame decirte que la suerte no existe. Si sigues viviendo lo mismo una y otra vez, ¿no será que el/la que tiene que cambiar eres tú? Aquí es importante que observes la Ley de Causa y Efecto.
Además de que te hagas responsable de la “semilla” que has plantado en el pasado. Incluso, recuerda que esa semilla la traes desde tus vivencias de infancia, de lo que viviste en tu familia de origen. Así pues, deja de culpar al otro. Si continuamente te pasa lo mismo, quiere decir que tú eres la causa y que, si no cambias, vas a vivir lo mismo una y otra vez.
Para poder conectar con tu Alma Gemela debes ver primero cuál es tu intención y si tienes conciencia de tu necesidad (incluso, de la razón de esa necesidad) y entonces tomar todas tus decisiones a partir de ese conocimiento, para así poder crear afinidad desde el amor y atraer la energía de tu alma gemela.
Algunas personas hacen una lista con todas las virtudes que quieren encontrar en su mal llamada alma gemela, por lo menos bajo esta luz: quiero que sea alto, flaco, ojo claro, exitoso, caballeroso, etc. Todas estas son expectativas y seguramente no encontrarás a alguien que tenga todas esas características. Además, ¿qué crees?, no hay tal cosa como tu perfecta alma gemela; las cosas no funcionan de esta manera.
Cuando tenemos hijos no pedimos nada a cambio; no importa si tienen ojos azules o cafés, si son altos, gordos o flacos, si son inteligentes o no, lo único que deseamos es que tengan salud.
Esto es amor verdadero porque no hay expectativa alguna, y así deberíamos también ver la relación de pareja.
Sin embargo, cuando estás en una relación y tienes problemas, es muy común llegar a pensar que él o ella no es la persona indicada, que seguramente no es tu alma gemela y que en algún momento llegará, en esta vida o en otra. No obstante, debes trabajar en amar incondicionalmente, si deseas regresar a tener una relación armoniosa y si nuevamente quieres intentarlo. El alma gemela pareciera representar para cada uno de nosotros todo lo que queremos recibir como, por ejemplo, que nos valoren, nos aprecien, nos amen; pero qué pasaría si yo te dijera que lo que quieres recibir de tu pareja primero debes darlo tú. Solo así podremos recibirlo, y aquí es donde entra la Ley de Afinidad.
Si quieres atraer la energía de tu alma gemela vas a tener que trabajar en emanar lo que quieres para ti; de esta manera lo vas a ver manifestado en tu vida. Debes estar en la conciencia de dar sin esperar nada a cambio; así podrás construir y crear unidad y ser parte de la vida de la otra persona. La transformación en ti es inevitable, desde cómo piensas y actúas, eliminando por completo la naturaleza egoísta. Y este cambio que debes hacer, no significa que te vas a ir al otro lado del mundo a buscar a tu alma gemela; lo más maravilloso de la energía y de la Luz es que al final del día esta llegará sola y se manifestará cuando tú estés listo.
Hace unos días en la escuela de mi hija nos decían que siempre manejáramos el concepto esfuerzo en los niños, que cada día deben esmerarse un poco más y así lograr cosas extraordinarias. Esto es algo que no debemos, ni siquiera como adultos, eliminar de nuestro vocabulario. El ánimo que debemos poner en trabajar con nuestra alma gemela, ya sea que la tengamos o no, es muy importante para que este regalo tan maravilloso se manifieste.
Otro punto importante que nos debemos dejar de considerar es que este tipo de relación no necesariamente es un vínculo en el que siempre te sentirás en paz; todas las relaciones tiene ciclos y todas tienen un propósito que es el crecimiento espiritual constante, y es precisamente cuando ese crecimiento ocurre que la unión entre estas dos almas se hace mucho más profunda, revelando mucho más Luz.
Para concluir deseo ser enfática, el amor es efecto, no causa. Es el resultado de un esfuerzo de transformación por haber soltado o dejado ir los deseos egoístas. Aun cuando ya hayas encontrado a tu alma gemela, no lo des por sentado: el trabajo para mantener una relación es para toda la vida. Trabaja todos los días con la apreciación y el respeto por ese otro ser que llegó a tu vida.
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