Uno de los significados que más me llamaron la atención, dentro de este llamado ritual, el cual actualmente se sigue practicando es el judío el cual se considera como una forma para cerrar las fisuras de los cortos circuitos involuntarios del ser humano. Y la gran metáfora que envuelve esto es transmutar el rigor en misericordia.
Todos estamos expuestos a acciones involuntarias, ¿qué quiere decir esto? Esto equivale a “fue sin querer, lo siento”. Y ¿qué pasa con todas aquellas acciones voluntarias? La Kabbalah nos enseña que todas las fisuras de los cortos circuitos voluntarios se sellan únicamente a través de la oración con intención. Y para que una oración pueda curar este tipo acciones, que fueron ejecutadas con dolo, debe significar que su fuerza es mucho mayor que la de un sacrificio. Y el arrepentimiento genuino ciertamente no debe quedar fuera en esta acción consciente, llamada “la oración”, con la que además vamos a penetrar más allá de las fronteras de lo visible y lo comprensible. Vamos a abrir ventanas o puertas cósmicas más allá de la lógica y nuestros cinco sentidos, activando así el poder absoluto de nuestra alma, en donde ninguna cerradura o candado podrá resistirse. Pero además, tan pronto como comencemos nuestra oración con intención, desde una actitud consciente podremos ir eliminando todo el caos de nuestro mundo y a su vez en el mundo entero, pasando a la armonía infinita.
Hasta este momento hemos profundizado en varios aspectos preliminares para entrar de lleno a la acción de volvernos jardineros de la Luz y comenzar a sembrar desde esta consciencia espiritual. Lo que ahora quiero compartirles es un poco los pasos a seguir durante nuestro trabajo de evolución.
A continuación voy a ejemplificar: cuando vamos a la iglesia o a un evento no podemos ir en traje de baño, tenemos que ir bien vestidos. Si nos invitan a una cena especial con ese alguien especial, haremos todo lo que nos enseñaron en casa: lavarnos las manos antes de comer, no comer con la boca abierta, comportarnos y no reír a carcajadas o menos ponernos a llorar.
Tampoco nos ponemos a criticar o juzgar a los demás. Está claro, entonces, que si todo esto es importante para nosotros, también lo debe ser en un evento que nosotros vamos a crear para reconciliarnos o reconectar con el Creador. Vamos a sentarnos a meditar u orar con intención y debemos hacerlo de la mejor manera.
También debemos tomar en cuenta todos los pensamientos que muchas veces abruman nuestra mente, y entrar en este espacio sagrado enfocados y dedicados a lo que vamos a trabajar en nuestro jardín interior, porque si queremos llegar al nivel más alto de conexión con el Creador, debemos hacerlo correctamente, con amor y mucha paciencia. Recordemos, asimismo, que nuestra esencia divina interior debe reconectar con la esencia divina exterior, para así recuperar nuestra verdadera dimensión como seres humanos.