En un mundo lleno de estrés, responsabilidades y constantes desafíos, es común sentir que...
Dentro del caminar consciente de ir construyendo nuestro jardín interior, está el arte de meditar y orar correctamente. Así como se debe preparar la tierra para cultivar semillas, nosotros debemos entender y comprender este arte para comenzar con el trabajo de jardineros de la luz.
El proceso inicial lleva tiempo, pero no es difícil. Hemos vivido con creencias muy arraigadas y equivocadas de lo que es y significa meditar y orar. Y hemos llegado a un momento en donde todas las estructuras del pasado han cambiado, y deben cambiar. La conciencia universal está dando pasos muy grandes para el despertar evolutivo del ser humano.
Y ante este momento de evolución, muchas prácticas y terapias recurren a la meditación, ¿sabes por qué? porque la meditación es una herramienta que principalmente proporciona fuerza, voluntad y orientación; detiene al parloteo mental o “mente del mono”; libera estrés; hace que uno se sienta mejor; aleja de los problemas y situaciones del día a día; aporta silencio, serenidad y tolerancia; da estabilidad; activa el hemisferio derecho; reduce el ritmo cardíaco y baja la presión sanguínea. Cuando meditamos, visitamos nuestro interior y conectamos con nuestra esencia. Surgen ideas y pensamientos de creación. Encontramos ese sentido de vida que tanto buscamos. Es el alimento de nuestra alma. Y lo más importante es que conectamos y escuchamos a nuestro Yo Superior.
Recordemos que el Yo Superior es una extensión de nosotros mismos. Es nuestra fuente, sabiduría, intuición y belleza. Es nuestro Yo Perfecto y Divinidad. El Yo Superior sabe realmente quiénes somos y conoce el propósito espiritual de nuestra vida. Nos guía y sana, conoce cada archivo o registro, Akáshicos. Simplemente, es el Maestro Interno que vive en cada uno de nosotros.
Con la meditación trascendemos cualquier límite de la mente y tiempo lineal. Podemos alcanzar elevados estados de conciencia y lo que anteriormente hemos catalogado como inteligencia espiritual. Actualmente, dentro de esta práctica llamada meditación no necesitamos sentarnos, poner la mente en blanco y estar horas y horas esperando. Muchos sabios —y principalmente yo he escuchado tanto de mis maestros espirituales como de monjes budistas— plantean que uno puede meditar con el simple hecho de estar consciente de el aquí y el ahora, lo que quiere decir vivir en el presente.
Como dato curioso quiero que sepas que la meditación se practica desde hace 5,000 mil años, y tuvo sus inicios en la India. El objetivo principal de su práctica era lograr la salvación y unión con La Divinidad o el Creador.
Por otro lado, la oración la conocemos como esa comunicación o conexión con el Creador para pedir algo que necesitamos. Creemos que es un procedimiento o un canal por medio del cual nos elevamos y conectamos para agradecer, modificar eventos, tener alguien que nos escuche o simplemente como intercambio para recargarnos energéticamente, entre muchas otras intenciones. Me gustaría que en este momento te tomaras unos minutos y busques en tu interior lo que significa para ti “hacer oración”. ¿Qué te enseñaron en la escuela, tú padres o en la iglesia? Quiero que pienses si cada vez que tú rezas o haces oración llega una respuesta. ¿Quieres saber por qué tus oraciones no son escuchadas?
A partir de este momento, espero lograr transmitírtelo, tu definición de oración va a cambiar por completo porque a partir de ahora vas a entender y comprender cómo funciona el mecanismo de la oración y de dónde viene.
Parece ser que en los primeros tiempos la oración no existía, puesto que se vivía en armonía total, en un espacio donde no había abusos, hambre, enfermedades, robos, etc. Dentro de la Kabbalah, se dice que, sin embargo, las fuerzas del mal lo que deseaban era generar caos en este mundo y comenzaron a inculcar en el hombre el deseo de ser más que el prójimo. “Yo quiero ser más que tú”. “Como no puedo tener más, entonces quiero que tú tengas menos”. “Yo quiero ser el mejor”. Todo esto provocó un gran rompimiento entre el mundo físico y el mundo espiritual, y se detuvo entonces la lluvia de bendiciones a este mundo. Los ancianos, sabios y algunos profetas que sabían cómo funcionaba el mundo espiritual comenzaron entonces a crear oraciones para reconciliar al mundo físico con el mundo espiritual. Fue este, pues, el origen del deseo de hacer oración; podemos ver de dónde, cómo y por qué nació esta práctica.
Es entonces evidente que el nexo de este hilo de conexión que teníamos con el Creador se había roto, y nuestra labor era entonces y ES AHORA restablecer este hilo o conexión para poder volver a tener acceso a las bendiciones. Pero, algo esencial es que, si no nos reconciliamos con el mundo espiritual, por más que recemos, meditemos o hagamos oración NO habrá una reconciliación y, por lo tanto, nuestras oraciones serán en vano.
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